lunes, 18 de septiembre de 2023

«La Iglesia en la Educación»


Arranca del Congreso 2024 "La Iglesia en la Educación". El Congreso “La Iglesia en la Educación” arranca el 2 de octubre con el primer Panel de experiencia y participación que se ofrecerá en directo desde Barcelona. Se inicia así la primera fase de este Congreso, organizado por la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, que tendrá su sesión final el 24 de febrero en Madrid.

El lunes, 23 de octubre de 17.30h a 19h en la diócesis de Valladolid tendrá lugar uno de los paneles:
  • Bereshit - Reliconectando: Hermanados en nuestra “Casa Común”
                 IES Juan de Juni, Valladolid - Agropamento de Escolas Vila Verde, Portugal
Mª Ángeles de la Torre Bugidos
Archidiócesis de Valladolid

Un punto de encuentro que convoca a la comunidad educativa eclesial a una reflexión conjunta sobre la presencia de la educación católica en España. 

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jueves, 14 de septiembre de 2023

2023/24 UN NUEVO CURSO

Tras el verano retomamos con más ritmo la vida de nuestra Iglesia. Juntos esperamos diseñar programas para el proceso sinodal en forma de comunión, participación y misión. Juntos, en Valladolid, proclamamos: “en ti confiamos Corazón Santo”.

La comunidad educativa en general y los profesores de religión y moral católica en particular, hemos empezado un nuevo curso en el que se terminara de completar la LOMLOE con su aplicación en los cursos pares. 

Los últimos años han sido complejos y siguen siendo inciertos: a las dificultades de la época de pandemia, se ha sucedido la difícil adaptación a la citada reforma educativa y aparte de la compleja novedad didáctica que conlleva en general, se suman los efectos para la asignatura de religión en particular, con la consecuente pérdida de alumnos y horas. Sin olvidar el sobrepeso en nuestra formación permanente debido a la acreditación en competencias tecnológicas, al final del curso pasado.

Y sin embargo este verano, el Papa, en la JMJ de Lisboa, ha recordado a los jóvenes y de paso a todos los bautizados que: con Cristo, sin miedo, se puede cambiar el mundo.

Los profesores, después de los padres, debemos recoger este impulso del Papa y ayudar en la necesaria formación moral y religiosa de nuestros alumnos y este curso es una oportunidad, un “kairos”, para hacer el “bien”.

Haremos bien en anunciar que somos criaturas de Dios Padre que nos quiere y prueba de ello es la creación y la vida que nos regala; en promover jubilosos el nombre de Cristo ¡vivo! y su Sagrado Corazón; en mostrar la energía positiva del Espíritu Santo que posibilita la “cultura de la vida”. 

Haremos bien cuando hablemos de la importancia de la dignidad humana; de la adecuada antropología cristiana; de vocación, de proyecto de vida y llevemos la relación de chicos y chicas a su común dimensión trascendente.

Haremos bien en “enseñar al que no sabe”, iluminando nuestra tendencia al mal y el peligro de la “serpiente” que pretende que rompamos con Todo y con todos; si proporcionamos la sabiduría moral para distinguir entre el bien y el mal. Si bien es una obra de misericordia, también es de justicia promover una vida digna, en conversión hacia la verdad que ilumina el bien común y el desarrollo de una vida con sentido.

Haremos bien si estamos cercanos y atentos a los estados de ánimo de nuestros alumnos y con prudencia nos preocupemos por los latidos de su corazón y la intensidad de su mirada.

Haremos bien cuando propongamos el perdón, el amor a los enemigos, sin excluir a nadie que se concreta en el diálogo y el encuentro entre los chavales; cuando les hablamos del cuidado integral del planeta, de las desigualdades que se acrecientan entre ricos y pobres por diversas causas, si al analizar estas causas ponemos nuestro granito de arena para que la pobreza de los más desfavorecidos nos interpele a todos y queramos combatirla.

Haremos bien en seleccionar los videos en “you tube” y otros recursos tecnológicos que tanto les gustan para aprender jugando; también dedicando tiempo al silencio oportuno para la reflexión; o creando grupos de trabajo para su enriquecimiento recíproco.

Haremos bien en querer a nuestros alumnos como son, valorando su propia identidad y personalidad; hacemos bien en alegrarnos por sus virtudes y ser optimistas con sus defectos; en tener paciencia con esos estuches que se quitan unos a otros o esos papeles que se tiran, o peor aun cuando en vez de papeles son insultos. Haremos bien en corregirlos sin escandalizarnos y si es posible con presencia de ánimo. 

Haremos bien, por tanto, en poner unas normas y hacer participes a nuestros alumnos en ellas, sin miedo al prudente contacto cuerpo a cuerpo, que nos pone a prueba, desgasta y solivianta, pero la chica o el chico, de turno, me interpela, me importa, me enriquece.

Hacemos bien en educar a nuestros alumnos para servir, para que lleguen a ser ciudadanos corresponsables en un mundo interconectado, donde no se conformen con su propio bienestar, sino que procuren en la medida de lo posible el de sus compañeros. 

Haremos bien, si en todo esto trasmitimos ilusión, escucha, diálogo, paciencia, alegría… intentando ser otro Cristo.

Hacemos bien en dar dignidad a una asignatura tan rica en competencias, contenidos, expresiones culturales, en posibles situaciones de aprendizaje, y nos implicamos en el posible perfil de salida que podemos lograr. Si no cedemos en cuanto nos pidan horas de estudio, peli, o Kahoots…

Haremos bien si nos comprometemos con el proyecto de centro y su PGA, si hacemos bien las guardias, si nos integramos en el claustro, si charlamos con los compañeros, si nos ofrecemos para actividades extraescolares, si nos comunicamos con los padres.

Haremos bien en no sentirnos solos, porque delante de nosotros nos guía el Señor y detrás nos envía la Iglesia. No estamos solos por que somos muchos los profesores cristianos y también los que impartimos religión católica. Por eso es bueno participar de las actividades de formación y encuentros para que animándonos unos a otros y rezando juntos, nos contagiemos de la alegría de extender un poquito el reino de Dios en las aulas y con los jóvenes. 

Sin miedo y consagrándonos todos los días al corazón de Jesús, colaboremos por un mundo mejor, con la esperanza puesta en la gloria que nos espera.

Haremos bien en ganarnos así el sustento porque el obrero bien merece su salario.

... desde la  DELEGACIÓN DE ENSEÑANZA