El día 10 de mayo, y para concluir la semana diocesana de la familia, tuvimos una fiesta/convivencia
organizada por profesores de religión en la que a través de juegos, teatro,
cuenta historias, representaciones y otras actividades -donde los niños fueron
los protagonistas-, pudimos todos disfrutar de un día de intercambio,
conocimiento mutuo y vivencia familiar que nace del compartir la misma fe y
esperanza en el Señor de la Vida.
Durante la jornada disfrutamos al aire libre en la sede de Agustinos filipinos, compartimos la comida, una buena paella, y concluimos con la celebración de la eucaristía, animada por el coro diocesano de niñ@s y profesores de religión.
Al final de la tarde, cuando nos despedíamos, la mayoría de
profesores comentábamos que conviene repetir la experiencia para que la vida
laboral se enriquezca con encuentros donde miembros de distintas Delegaciones
del Arzobispado podamos disfrutar de momentos de distensión que son los que
alimentarán luego el trabajo a lo largo del año.
También Fernando (delegado de familia) y yo, a la hora de intercambiar impresiones, subrayábamos lo bello que
es trabajar por ver disfrutar líbremente de momentos que acomunan y enriquecen a miembros de distintas delegaciones en un sentirse parte de la Iglesia como la gran familia que es.
Julia Gutiérrez, delegada de enseñanza
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